Nelson Cardona se sentía muerto en vida, pues un accidente le impedía cumplir su más preciado sueño. Todo ocurrió en el 2006, cuando un accidente durante un entrenamiento, en el que cayó 18 metros por un abismo en el Nevado del Ruiz, le destrozó la pelvis, le ocasionó cinco fracturas maxilofaciales, no le quedó ni un diente y le destrozo la pierna derecha, dejándola inservible.

 

Cardona cayo en depresión y tristeza al darse cuenta que no podría volver a tocar una montaña, pues sentía que sin ejercer su mayor pasión ya su vida no tenía ningún valor. Entonces cuenta, que un día, como pudo y en muletas subió a una montaña dispuesto a lanzarse al vacío, estaba decidido de pie frente a la muerte cuando de repente- dice él- le hablo Dios. Y ese día entendió que lo de él no era caer, sino ascender.

 

“Yo me aferré a Dios pese a que no creía en él. Vivía mi propio Everest. Sin dientes, sin poder comer. Pensaba que lo mejor era morirme, mientras el mundo seguía su curso normal. Le pedí a Dios que me diera otra oportunidad, para llevar este legado por el mundo, para dar fe de su existencia, y así fue.” Nelson Cardona.

 

Con este ejemplo queda claro que Dios nos escucha en todo momento, y está ahí presente para protegernos, ayudarnos y darnos una segunda oportunidad en la sin importar nuestro pasado, pues él siempre está dispuesto para perdonarnos y abrirnos la puerta a un nuevo amanecer y a un mejor mañana.

 

El deporte era lo único que separaba a Nelson Cardona de una vida hundida en el alcohol y la drogadicción, y sin su pierna que sería de él? , así que Dios  aunque Nelson no tuviera fe en esos momentos, lo ilumino y le extendió los brazos porque el amor de dios es ilimitado y este del mismo modo puso un grano de fe en el corazón de Nelson haciéndolo crecer y consigo el amor, las ganas de vivir y además de compartir y regar toda esa fe alrededor del mundo.